CLAUDIO ALBA REYES

Valparaíso, Zacatecas

Desde niño, mi vida ha estado envuelta en el color. Como muchos artistas, empecé dibujando sin saber que ahí comenzaba un camino. Después de terminar la preparatoria, encontré en la rotulación un primer oficio y, con él, una relación más íntima con los pigmentos, los muros y los mensajes que pueden habitar el espacio.

A los 24 años, mientras pintaba un mural, sufrí un accidente con cables de alta tensión. Esa experiencia me desconectó, literal y simbólicamente, de este mundo por un instante. Al volver, algo había cambiado: vi formas y sentidos que antes no concebía. Fue entonces que decidí ir a Zacatecas a estudiar formalmente artes plásticas. Aunque la academia no respondió del todo a mi inquietud, el destino me acercó al maestro Alejandro Nava, quien me abrió las puertas de su taller y me enseñó a ver el color con otros ojos.

Desde entonces, he recorrido un camino de búsqueda constante. He participado en exposiciones individuales y colectivas en distintos lugares, pero más allá de los espacios, lo que me impulsa es esta certeza:
el arte existe para arrancarle a la naturaleza sus secretos y perpetuar lo efímero.

Pinto para comprender, para preservar, y sobre todo, para compartir belleza.